El partido de llerena a finales del XVIII

El partido de llerena a finales del XVIII

lunes, 9 de enero de 2017

REGINA A PRINCIPIOS DEL XX


 
 
En estos días circula por la RED un video que muestra una reconstrucción idealizada de lo que debió ser Regina allá por los siglos II y III de nuestra era. Desde aquí agradecemos su labor a la empresa encargada de realizarlo, así como a la institución que lo ha patrocinado, felicitándoles por esta acertada iniciativa que sirve para aproximarnos a la realidad de  la ciudad en sus tiempos de esplendor.

Por fortuna, hoy disponemos de abundante información sobre Regina gracias al programa de excavaciones iniciado en la década de los setenta del siglo pasado y a los arqueólogos y voluntarios en él implicados. Como los recursos librados para tales excavaciones han sido siempre escasos, se han necesitado muchos años para poner al descubierto la planta de la ciudad administrativa, quedando pendiente de excavar aún otras zonas que se presumen ricas en información y restos arqueológicos.

Sin embargo, en fechas anteriores a la citada década de los setenta, las noticias documentadas que disponíamos sobre Regina eran escasas, pasando este centro administrativo romano desapercibido para la mayor parte de los arqueólogos de épocas anteriores, como Cean Bermúdez[1]  o Luis Siret[2], dos importante personajes relacionados con la Arqueología. Tampoco los viajeros románticos del XVIII y XIX se ocuparon de  Regina[3].

No obstante el ostracismo citado, entre los naturales de esta zona se intuía o sabía que los famosos paredones representaban la punta del iceberg de importantes restos arqueológicos atribuido al mundo romano  y a una idealizada ciudad que respondía al nombre de Regina Turdulorum (en el siglo XIX ya existía una academia en Llerena titulada Reginense).


La primera referencia autorizada que disponemos sobre Regina corresponde a 1909, y se la debemos a don José Ramón Mélida[4].

En efecto, don José Ramón, en un artículo dedicado en 1909 a la ciudad de Llerena[5], aporta importante y abundante información sobre Regina. En concreto:
 
 
 
 Veinte años después aparecieron por Casas de Reina dos ingenieros extranjeros con deseos de investigar sobre las ruinas de Regina y las del castillo de Reina, entrando en contacto con la persona más adecuada, don Agustín Crespo, maestro y corresponsal del Correo Extremeño. Las impresiones de los ingenieros y las circunstancias que rodearon a la visita fueron recogidas por don Agustín en el periódico citado, en su edición del 31 de mayo de 1929:
 

 
 


[1] Juan Agustín Ceán Bermúdez (1749-1829) nació a mediados del XVIII en Gijón, en el seno de una familia hidalga. Murió en los inicios del XIX en Madrid, siendo un autor a caballo entre la Ilustración y la Modernidad. Aparte otros méritos, en el ámbito del estudio de las antigüedades clásicas fue el autor de una monumental obra titulada Sumario de las antigüedades romanas de España. Se trata de un exhaustivo compendio de vestigios romanos de España, ordenados según las provincias romanas de Tarraconense, Bética y Lusitania.
 
[2] Luis Siret y Cels (Sint-Niklaas-Waas, Flandes, Bélgica, 26 de agosto de 1860 – Las Herrerías, Almería, España, 7 de junio de 1934), fue arqueólogo e ilustrador. Con 21 años y su diploma de ingeniero de minas en mano, se traslada a Cuevas del Almanzora (Almería), investigando años después por la zona de Azuaga, donde se centró especialmente en los dólmenes de su entorno.
 
[3] Entre otros:
-          PONZ, A. Viajes de España. Madrid, 1786-1794. (Edición facsímil, Atlas. Madrid. 1972).
-          Justino Matute, ilustre historiador sevillano (1764 -1830) y autor de varias obras, que en 1801 viajó desde Sevilla hasta la localidad pacense de Zafra, recogiendo las impresiones causadas por las localidades y el paisajes que recorría, que dejó plasmadas en un manuscrito que nunca llegó a publicarse, hoy localizado en la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla.
 
[4] Según Daniel Casado Rigalt (José Ramón Mélida y la Arqueología Española, Madrid, 2006), don José Ramón fue Anticuario de la Real Academia de la Historia, pero que, sin discusión, es una de las mayores figuras de la Arqueología Española de todos los tiempos, a pesar de sus limitaciones y carencias. Como con acierto observa el autor, perteneció a las instituciones de más relevancia social y cultural de su época, como el Museo Arqueológico Nacional, la Universidad Central, la Real Academia de la Historia, el Ateneo de Madrid o la Institución Libre de Enseñanza, además de dirigir durante muchos años las excavaciones de Numancia y Mérida y de ser, sin lugar a dudas, el arqueólogo de su generación más reconocido fuera de España a nivel internacional.
 
[5] MÉLIDA, J. R. “Excursiones Extremeñas. Llerena”, en Revista de Extremadura. Ciencia y Arte, Badajoz, enero de 1909.
.