El 23 de julio último, durante la celebración de las Jornadas Culturales
de Santiago y Santa Ana en Guadalcanal, tuve la suerte y el honor de presentar
el magnífico libro de don Ignacio Gómez Galván, titulado GUADALCANAL SIGLO XX (1931-1940),
en los siguientes términos:
(El presentador, Manuel Maldonado)
Conocí a Ignacio a principios de siglo en el
Archivo Municipal de Guadalcanal.
Como somos de la misma edad, podría haberlo
conocido en las atracciones infantiles de la feria durante los años cincuenta,
en los guateques celebrados en la capilla de San Vicente en la década de los
sesenta, o también en el entorno de la piscina.
Pero no fue así, como digo nos conocimos en nuestro hábitat
natural, allí donde solemos dar riendas sueltas a ciertas inquietudes y cumplir
con nuestro compromiso social.
Y en el Archivo, aparte de un cómplice, un
amigo y solidario colaborador, me encontré con una persona ilusionada y
comprometida con la Cultura y con Guadalcanal.
Y no son halagos regalados propios de un acto
como éste. La ilusión y el compromiso son cualidades constatadas en nuestro
amigo Ignacio, como lo ha demostrado durante los cuatro años que ejerció como
concejal de cultura, la hermana pobre de los presupuestos de cualquier Ayuntamiento, fajándose durante los mismos en
defensa de la cultura en Guadalcanal, o como autor de varias obras. Así:
• En 2005, para celebrar el 400 aniversario de la publicación de El Quijote, escribió y editó el libro Cervantes en Guadalcanal.
• En 2009 presentó Nuestros
Recuerdos, dedicado a conmemorar el centenario de las Hermanas de la Doctrina
Cristiana.
• En el 2012, con la coautoría de Rafael Rodríguez Jiménez, La Encajera, Vivencias de una familia.
• En el 2015, Semana Santa de
Guadalcanal y sus pregoneros.
• Para este año tiene preparado una segunda edición del libro Cervantes en Guadalcanal, enriquecido
con nuevos personajes.
• Y desde 2008 administra el blog guadalcanalfundacionbenalixa, centrado
en la Historia y la actualidad local.
Aparte, ha promocionado y editado obras
importantes sobre Guadalcanal. Así:
·
En 2003, editó El Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca,
de Antonio Muñoz Torrado.
·
En 2005, Otoño en Benalixa, de Andrés Mirón.
·
En 2006, la Historia de Guadalcanal, también de
Andrés Mirón.
·
Y en 2015, El Rabazo, de Manuel Barbancho.
Pero no concluye con esto la intensa actividad
de Ignacio, pues también le hemos de atribuir:
·
La autoría de varios videos
locales.
·
La recuperación de la Revista
de Semana Santa.
·
La elaboración de trípticos
sobre las iglesias, conventos y otros monumentos destacados de Guadalcanal.
·
La recopilación de más de
1.200 fotografías antiguas.
·
Más otros proyectos con los
que nos sorprenderá en fechas próximas.
En definitiva, como se aprecia, un currículo
extenso y rico, merecedor de nuestro agradecimiento y reconocimiento, como
ahora lo estamos haciendo los aquí presentes.
Sin embargo, más importante que el currículo es
la persona afable, cariñosa y solidaria que cada día pasea las calles de su
Guadalcanal de alma, ofreciéndose para escuchar y ayudar en aquello que queda a
su alcance.
Cuenta Ignacio que, como comenzó su vida
laboral con sólo 14 años, no tiene más estudios que los primarios. Entendemos
que se refiere a títulos oficiales, pues otros importantes estudios no reglados
sí que los tiene, como aquellos adquiridos en su aprovechada vida, absorbiendo
como esponja todo cuanto le era preciso para desenvolverse con soltura y
eficacia.
Así es Ignacio, una persona que asume y acepta
retos, como éste que le tiene hoy aquí, la autoría del libro GUADALCANAL
SIGLO XX (1931-1940), al que
le ha dedicado mucho tiempo, el que ha estimado preciso, robándoselo al
descanso y a la familia, leyendo todo lo relacionado con los trágicos sucesos
de la época enmarcada, y superando barreras que parecían infranqueables.
Fruto de ello, aquí están las 350 páginas que
lo integran, con 625 notas al pie y 85 fotografías, centrado especialmente en
los sucesos ocurridos en Guadalcanal durante la Guerra Civil, triste y
complicado episodio de nuestra dilatada historia, nada fácil de afrontarlo, pero
que Ignacio lo ha abordado con valentía, ecuanimidad y compromiso, relatando
con viveza y emoción escenas y situaciones dramáticas que afectaron a los
españoles de aquella época dominada por la intransigencia y la mala práctica
política.
Por esta última circunstancia, la
intransigencia y la mala práctica política que el 18 de julio de 1936 abolió el
derecho a la vida en España, este libro debería ser objeto de lectura obligatoria
para los políticos actuales, especialmente de aquellos que miran más hacia su
ombligo que por los intereses generales.
Pues bien, centrándonos en el libro, sigue
Ignacio en su redacción una acertada metodología, ofreciendo un capítulo para
cada uno de los años de la complicada década, abordando en cada capítulo, en
primer lugar un resumen de la situación nacional, después otro sobre la
internacional, concluyendo con el relato de los hechos acontecidos en
Guadalcanal.
Para este último apartado, utiliza una fuente
directa, como la representada por las actas capitulares del ayuntamiento y los
fondos del juzgado, y otra no tan directa, como la ofrecida por la prensa de
una y otra tendencia, situando así al lector en la realidad política, social,
económica y cultural del momento.
De los años más álgidos, el autor recoge los
terribles relatos de testigos directos
afines a una y otra causa, narrando hechos sangrientos que aquí en Guadalcanal
adquirieron unas dimensiones extraordinarias, por cruentas, que tuvieron su
proyección hasta fechas en las que la dictadura ya estaba bien asentada.
Finalizamos esta presentación, remitiéndoles a
la lectura sin ira de los testimonios recopilados por Ignacio, a quien
felicitamos por su excelente y laborioso trabajo, animándole a proseguir con
sus inquietudes e investigaciones.
Felicitamos igualmente a Asunción, por lo que
le corresponde, agradeciéndole que, junto a
Eva María y Úrsula, asuman como naturales las ausencias del
investigador.
Gracias Ignacio.
Sigue así.
Un abrazo.
Manuel Maldonado Fernández
Guadalcanal, 23 de julio de 2016.
Acto seguido tomó la palabra el autor, don Ignacio Gómez Galván,
que se expresó en los siguientes términos:
Ante todo, quiero agradecerles su presencia a este acto de
presentación de mi libro, extensiva también a mi amigo Manolo Maldonado, que
con sus palabras y elogios, me ha animado a encarar este acto y a seguir
indagando en la historia de Guadalcanal, para empezar el próximo libro.
Como él dice, nos podíamos haber conocido en muchos lugares de
Guadalcanal, ya que desde pequeño (nació en el cercano pueblo de Trasierra),
nos empezó a visitar, sobre todo en el verano para disfrutar de nuestra piscina
municipal. Fue como ha dicho en nuestro archivo municipal, porque si Luisa la
responsable del archivo no nos desmiente, creo hemos sido de los usuarios más
asiduos.
****************
A continuación, centró su discurso relatando
los objetivos y el procedimiento seguido en la redacción del libro:
Desde hace muchos años, he querido escribir un libro sobre la
historia contemporánea de Guadalcanal, sobre todo, desde que fui el editor hace
diez años, del escrito por Andrés Mirón.
En principio, quería haber hecho un libro con toda la historia del
Siglo XX, pero resulta que me encontré con un rinoceronte difícil de digerir,
porque afortunadamente, tenemos tanto el archivo municipal, como el del
juzgado, con mucha documentación y la mayoría de ella muy bien organizada. No
puedo opinar del archivo parroquial, porque no he podido tener acceso, por
problemas burocráticos.
Ante el dilema de por dónde empezaba (que normalmente todo el mundo
dice que se debe empezar por el principio) opté, y ahora me alegro -por lo que
explicaré a continuación- por escoger este periodo de 1931-1940, que como todos
sabéis, fue el más conflictivo del siglo XX, no sólo en Guadalcanal, sino en
toda España.
Empezar la casa por la segunda planta, me obligaba por lo menos, a
poner en antecedentes a los posibles lectores, de cómo era Guadalcanal en el
periodo que íbamos a contar.
Así el libro que hoy les
estoy presentando, empieza con un preámbulo de 40 páginas (sí, ya sé lo que
están pensando, si el preámbulo tiene 40 páginas…). Pero no se asusten, aunque
tiene estas páginas, la mayoría de ellas son fotografías, en las que vamos a
ver los edificios y calles de esa época, la forma de vestir de los vecinos, las
fiestas, romerías, las calles empedradas. etc… es decir, para que los que no
son muy aficionados a la lectura, se animen, al ver que el libro aunque tiene
muchas letras, también aparecen numerosas fotografías, en total 85 en
todo el libro. Este preámbulo se completa con una relación de las diferentes
industrias que había en estas fechas, con todos los alcaldes, jueces y también
los sacerdotes del siglo XX que hubo en las tres parroquias. Además he
relacionado todos los apellidos y apodos y también he incluido las calles de la
época, donde aparecen los diferentes nombres que han tenido y las fechas en que
fueron cambiando. Esta parte no es que haya que aprendérsela como la lista de
“los reyes Godos”, pero creo que será interesante para futuras consultas.
Como ha dicho Manolo Maldonado, a partir de aquí, voy contando lo
que ocurre en Guadalcanal cada día, partiendo de las actas municipales, datos
de juicios, noticias en los periódicos y otros datos encontrados durante la
investigación, finalizando cada año con los datos estadísticos, de nacimientos,
matrimonios y defunciones.
Van a ir encontrado por ejemplo, cuando se inauguró la torre del
reloj, o cuando se usó por primera vez el teléfono, no el móvil que ahora
llevamos todos, sino aquél que al descolgar salía la voz de Remedios Rojo y
preguntaba: ¿número, por favor? y tú le decías: Ponme con el Casino, o ponme
con la Florida, o ponme con Llinares.
Van a poder leer algunas de las canciones de carnaval que cantaba
la Murga de Palote. También las andanzas de nuestro equipo de fútbol que
entonces se llamaba Ateneo Deportivo. Las poesías de Agustín Capitán
Álvarez o la presentación de libros de Muñoz Torrado, o los estrenos de Luis
Chamizo, que en esa época vivía en Guadalcanal.
Otra de las cosa que he visto y ustedes leerán, es que la historia
se repite y para muestra un botón. El día 12 de mayo de 1932, el periódico ABC
informa de un telegrama redactado por el presidente del Casino Nuevo Círculo de
Guadalcanal y dirigido al Presidente del Consejo de Ministros: Decía así: “En
nombre ciento cuarenta socios Casino Nuevo Círculo, pido separación Cataluña,
única forma, entendemos, de evitar que el pueblo que los ha enriquecido sea víctima
propiciatoria”.
Como es normal, en este periodo de nuestra historia, el capítulo
del año 1936 es el que más ocupa; en total 75 páginas. En ella van a vivir día
a día todo lo que fue ocurriendo en Guadalcanal desde el fatídico Golpe de
Estado del 18 de julio. La destrucción de las imágenes en todas las iglesias,
la muerte en los primeros días de vecinos de derecha, al igual que los vecinos
de izquierda que murieron o fueron detenidos, tras la entrada del Comandante
Rodrigo el 19 de agosto.
Para contar todo esto, aparte de la documentación consultada en
archivos y la prensa, he contado con el testimonio de una serie de personas,
que nos van a ir narrando cómo vivieron esos días. Niñas de 5 y 7 años, como es
el caso de mis tías Antonia y Jesusa, o jóvenes veinteañeros como Rafael
Torrado, Antonio y Manuel Cabeza, José Muñoz y algunos más, en total 19
testimonios orales, que de otra forma no hubiésemos encontrado en ningún sitio,
y que si hubiéramos esperado más tiempo -por ley de vida- se habrían perdido.
Aunque la guerra terminó el año 1939 y el periodo del libro
finalizaba en 1940, me quedaba un dilema; cerrar el libro porque el periodo
elegido había terminado o intentar completarlo, porque para muchos vecinos de
Guadalcanal, la guerra no terminó el uno de abril de 1939. Así que opté por
incluir un Epílogo de unas 45 páginas, donde cuento lo que le ocurrió a muchos
vecinos, durante los primeros años de la pos-guerra.
Cuando ahora veo los miles de refugiados que llegan de Siria, no
puedo olvidar lo que debieron sufrir nuestros vecinos en aquellos primeros días
del Golpe de Estado, cuando a mediados de agosto tuvieron que marchar de
Guadalcanal. Mi tía Antonia me contaba (tenía cinco años en aquellas fechas)
que mi madre las cogió a ella y a mi tía Jesusa, que tenía dos años más, y
andando llegaron primero hasta Azuaga y después hasta Granja de Torrehermosa,
donde pudieron coger un tren que las llevaría a Gabaldón, un pueblo de la
provincia de Cuenca, donde pasaron toda la guerra. Todavía se acuerda mi tía
después de 80 años, del estribillo de una canción que algún paisano compuso y
que decía: Debajo de la escalera / del pueblo de Gabaldón / estaba Pepe Pajita
/ tocando el acordeón.
También José Luis Ceballos dejó escrita su historia, que
amablemente su viuda me prestó y cuenta como salieron de Guadalcanal toda la
familia con las cuatro cosas que se pudieron llevar en un burro, animal que
poco tiempo les acompañó, ya que cuando iban por Azuaga sufrieron un
bombardeo y cada uno se cobijó donde pudo. El padre para ir a buscarlos le dejó
el burro a un amigo, y cuando volvieron, ni apareció el amigo ni el burro.
Historias como éstas, van a
encontrar muchas durante el recorrido por el libro, ya que ha sido muy
importante la aportación oral que me han hecho muchas personas, bien
directamente, o por mediación de sus viudas, hijos o nietos. Datos –como he
dicho antes- que hubieran sido imposible de encontrar en ningún archivo.
Por ejemplo, según nos contó Amaro Gordón, su padre y otro vecino
se fueron juntos hasta Azuaga. Estando allí se presentaron las madres de ambos,
diciéndoles que le habían dicho que podían volver a Guadalcanal, que no
tendrían ningún problema. El padre de Amaro no se lo creyó y se marchó. Sí lo
hizo su compañero. A las 24 horas de llegar al pueblo, fue fusilado.
Verán también que
en algunos temas me he extendido mucho, por ejemplo, en el año 1937 aparece el
expediente que le abrieron al doctor Eusebio Mirón Villagrán, precisamente por
denuncias de otra familia de derecha de Guadalcanal. Pero es que en las 30
páginas que ocupa, no solo nos enteramos de las posibilidades de defensa que tuvo
Eusebio Mirón, sino que por las declaraciones de testigos, vamos viendo como
sucedieron los hechos en Guadalcanal durante la noche del 18 de julio y días
posteriores. Si a otros vecinos de nuestro pueblo les hubieran dado las mismas
posibilidades de defensa, quizás el número de muertos hubiera sido menor.
También leeremos los pensamientos de algunos vecinos camino del
cementerio para ser fusilados, y que por una serie de circunstancias, tuvieron
la suerte de sobrevivir y poder contar las peripecias que vivieron
posteriormente en su huída. Igualmente lo que nos cuenta Concepción García, de
las circunstancias por las que murió su padre y también la historia que nos
narró Manuela Veloso, sobre la muerte de su tía y la respuesta que su tío dio
al comandante Rodrigo, sobre su prima Plácida. Estas y otras varias decenas de
historias son las que van a encontrar en este libro, al que he dedicado los
últimos cinco años.
Otro dato que nos da una idea de la cantidad ingente de vecinos que
se marcharon, lo verán cuando comparen los habitantes al 31 de diciembre de
1935, con los que había en la misma fecha del año 1936, donde faltaban 2.481
vecinos, un 33% de los habitantes. Así que si nos sorprendemos de lo que ahora
están viviendo los sirios, figúrense, cuantas historias nos podrían contar
estos 2500 paisanos nuestros, que tuvieron que vagar por España y Francia, por
lo menos, durante cuatro años.
También he encontrado en el Juzgado Municipal, escritos de
diferentes Juzgados del Ejército, donde aparecen las sentencias de 263 vecinos,
con condenas desde pena de muerte a varios años.
Igualmente van a poder leer los nombres de todos nuestros paisanos
que estuvieron trabajando en el denominado “canal de los presos” (29), así como
relación de todos los que murieron en Alemania, defendiendo la democracia y la
libertad (7).
A lo largo de estos cinco años, he recibido el apoyo y la
colaboración de muchas personas, pero como no quiero que pase como en la
entrega de los Oscar o los Goya, al final del libro aparecen y me temo que
alguno se me habrá olvidado. Sin embargo si quiero agradecer a mi esposa Mª
Asunción y a mis hijas Eva y Úrsula, todo lo que me han ayudado en estos cinco
años… y lo que les queda que ayudarme.
A pesar de los muchos nombres que he logrado reunir, estoy seguro
que tras la lectura del libro, echarán en falta a algún familiar o persona
conocida que no aparece. Estoy abierto a recibir cualquier información y me
comprometo a añadirlos en una posible segunda edición.
Por último quisiera terminar con una frase de José Ortega y Gasset,
de su libro “La Rebelión de las Masas”, que también aparece en el libro.
Negar el pasado es absurdo e ilusorio, porque el pasado es
lo natural del hombre, que vuelve a galope. El pasado no está ahí y no se ha
tomado el trabajo de pasar para que lo neguemos, sino para que lo integremos.
Que así sea. Muchas gracias
A continuación, agradecido, se prestó el
autor a firmar un centenar largo de ejemplares a otros tantos paisanos.
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Aparte la emisora Cope-Sierra Norte, un
buen número de periódicos se hizo eco del evento: